Nota del autor:
El que sigue foi un artículu escritu en castellán nel mes d’abril de 2014 pa una publicación de fuera’l país que nun llegó a cuayar. Rescátolu, anque tea desfasáu y nun incluya’l contestu xeneráu tres de les eleiciones europées del 25 de mayu que sí se pue lleer nesti otru artículu d’esti blogue, col títulu “Nuevos escenarios pa la esquierda soberanista tres de les eleiciones europées”.
Hay una percepción extendida entre los asturianos que consiste en considerar que “las mujeres y hombres del tiempo” de las cadenas de ámbito estatal nunca se fijan en Asturies. Según esta idea, la información suele pasar de Galiza a Cantabria quedando la previsión meteorológica asturiana englobada en comentarios del estilo “y lloverá en el resto de la cornisa cantábrica”.
Treinta y ocho años pasados tras la creación del primer partido nacionalista asturiano corren tiempos de reinvención en una izquierda soberanista que vive un momento de reflujo en el que, sin embargo, se pueden estar poniendo los cimientos para el asturianismo del futuro.
Las dinámicas de la última década en el ámbito de los partidos nacionalistas asturianos, estuvieron centradas en promover y alentar procesos de unidad política orgánica. Sin embargo, estos movimientos de agregación que habrían de implicar un crecimiento notable, conllevaron, paradójicamente, la salida por la puerta de atrás de militantes y organizaciones y, en la práctica, una mengua de estas en la capacidad de incidir política y socialmente.
Si bien es cierto que durante estos últimos años se viene abusando del “huír políticamente hacia adelante” -en lugar de reflexionar sobre qué es lo que está fallando- sí se comienzan a ver nuevas praxis y estrategias que, por lo menos, suponen una novedad frente al estado de las cosas. La influencia de los nuevos modelos de participación política parecen tomar cada vez más importancia en el soberanismo asturiano, en el caso de organizaciones como Conceyu Abiertu, que con referentes como el de las CUP a nivel de los Països Catalans empieza a ver en el municipalismo un fin en sí mismo y no simplemente una manera de “amarrar votos” para la Xunta Xeneral. Unos votos que, con esta estrategia centrada en el parlamento asturiano, solamente en dos legislaturas permitieron al asturianismo ocupar un escaño.
Por otro lado, también se ve una nueva manera de entender la militancia, la participación y las propias organizaciones, vinculándolas a las nuevas experiencias en el ámbito de los movimientos sociales como el 15M o ocupaciones emblemáticas en Asturies como el CSOA La Madreña, ex consejería de salud, en Uviéu. Y ejemplo de este cambio en el ámbito del nacionalismo fue el proceso fundacional de Compromisu por Asturies en 2012, con la participación abierta de cientos de personas de manera física y online en la redacción de sus estatutos y bases ideológicas.
No obstante, no es el único síntoma de que las cosas pueden y deben cambiar: cada vez son más los y las trabajadoras que se autoorganizan al margen de las “empresas sindicales” y sus redes clientelares endémicas en Asturies, como en el caso de la creación de la Asamblea de Trabayadores en Llucha, formada por trabajadores de empresas que sufren EREs y cierres y que sacaron a más de 15.000 personas en marzo a la calles de Xixón en un éxito sin precedentes.
En un momento en el que la derecha ha finiquitado los derechos sociales y se reabren las puertas al jacobinismo centralista se trata de poner a Asturies en el mapa. Y, que si llueve, nieve o haga sol, lo sea a gusto de los que menos tienen.
Claro que les coses pueden, y deben, cambiar. Pero tampoco tenemos que metenos priesa, hai muncho que reflexonar, muncho qu’aldericar y munchos modelos de país que poner sobre la mesa. Pero con too creo que ta avanzándose nuna bona dirección.